EL ARTE DE PERDONAR



“El perdón es el valor de los valientes. Solamente quien es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar.”
Perdonar es importante porque nos muestra y enseña el verdadero sentido y camino del amor. Y el camino para aprender a amar y ser amado es amando. El camino para perdonar y ser perdonado es perdonando. Y el camino para ser libre es liberando también a otros. Todo discípulo de Cristo que desea crecer en el amor de Dios necesitará caminar la senda y el proceso del perdón y la liberación espiritual y emocional, lo cual traerá sanidad en su propia relación con Dios y con sus semejantes.
Perdonar es el camino de la liberación espiritual, mental y emocional. La persona que auténticamente se libera es aquella que perdona, echando fuera de su alma el pasado, la culpa, el rencor y la venganza, que solamente lo envilece, lo consume en su interior y lo mantiene atado a heridas y dolores pasados.
Perdonar es difícil, especialmente cuando creemos que tenemos la razón y mil justificaciones para no hacerlo. Tendremos que superar miles de voces internas y el dolor y las emociones que nos impiden pronunciar en el interior de nuestro corazón, una de las frases más difíciles: ¡Perdón!
Perdonar cuando te han ofendido y humillado es cuando realmente podrás manifestar la grandeza de tu corazón completamente rendido al Señorío amoroso de Jesucristo.
Perdonar es cuando a pesar de sentirte ofendido te atreves a dar una sonrisa de amor.
Solamente alguien lleno del amor y la presencia de Dios, puede amar auténticamente y puede decirle al ofensor: ¡te perdono!
Acércate al Señor rendido en oración y adoración, y deja hoy tus rencores, tu dolor y tu venganza que anhela ver al que te ha ofendido de rodillas pidiéndote perdón, deja toda amargura y dolor en las manos de Dios; deja hoy ese fuego que enciende tu cólera y llena tu ser interior de rabia y de rencor, cuando has sentido que ha sido pisoteado tu orgullo y has sido lastimado en lo más profundo, cuando deseas con todas tus fuerzas ver humillado al amigo o al hermano que te ha ofendido.
Se libre hoy por el poder de la sangre de Cristo y camina en libertad hacia los brazos de amor de nuestro Padre celestial. Perdona como Jesús te perdonó y olvida, sumerge tu alma en el amor de Dios y encuentra la paz espiritual que solo el Espíritu Santo de Dios te pueda dar.

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